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Memorandum of Understanding

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Condom Use among Hispanics

Instruments:

Scoring: Please read the detailed description of the instruments. Reliability and/or validity:Condom use among Hispanic men with secondary female sexual partners” by Barbara VanOss Marin, Cynthia A. Gomez, and Jeanne M. Tschann, printed in Public Health Reports; also in Gómez C, Marín BV (1996). Gender, culture, and power: Barriers to safe sex. Journal of Sex Research, 33(4), 355–362.

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HIV Treatment Adherence Self-Efficacy Scale

Instrument: HIV treatment adherence self-efficacy scale Scoring: Included in article Reliability or validity: Johnson MO, Neilands TB, Dilworth SE, Morin SF, Remien RH, Chesney MA. The Role of Self-Efficacy in HIV Treatment Adherence: Validation of the HIV Treatment Adherence Self-Efficacy Scale (HIV-ASES). J Behav Med. 2007 Jun 23.

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Intercambio de jeringas

¿Sirve el intercambio de jeringas?

(revisado 4/99)

¿por qué es necesario el intercambio de agujas/jeringas?

Más de un millón de personas en los EEUU se inyectan drogas con frecuencia, con un alto costo a la sociedad de más de 50 billones de dólares al sector salud, pérdidas de productividad, accidentes y crímenes.1 Quienes se inyectan drogas se exponen a contraer el VIH o la hepatitis arriesgando así su propia salud, la de las personas con las que comparten agujas/jeringas, sus parejas sexuales y sus descendientes. Se calcula que en los EEUU la mitad de los nuevos casos de infección con VIH se presentan en Usuarios de Drogas Intravenosas (UDIs).2 En la mujer, el 61% de todos los casos de SIDA se debe al uso de drogas inyectadas o por tener sexo con parejas UDIs. El uso de drogas inyectadas son la fuente de infección de la mitad de todos los casos de bebés con VIH en los recién nacidos.3 La forma más común de contraer la infección con hepatitis C se debe al uso de drogas inyectadas. Se calcula que hasta un 90% de UDIs están infectados con hepatitis C, la cual se transmite facilmente y puede dañar al hígado permanentemente.4 La hepatitis B se transmite a su vez por medio del uso de drogas inyectadas. Los programas de intercambio de agujas/jeringas (NEPs por sus siglas en Inglés) distribuyen agujas/jeringas limpias y se deshacen de las usadas por UDIs y generalmente ofrecen una variedad de servicios relacionados al caso, incluyendo servicios de referencia a programas de tratamientos por uso de drogas, consejería y pruebas de detección del VIH.

¿por qué comparten jeringas los UDIs?

La gran mayoría de los UDIs saben que al compartir el equipo de inyección se arriesgan a contraer el VIH y otras enfermedades. Sin embargo, no hay sufucientes agujas/jeringas disponibles y las que hay son muy costosas para los UDIs. Si lográramos rehabilitar a los UDIs, se eliminarían los casos de transmisión del VIH por uso de agujas/jeringas. Desafortunadamente, no todos los UDIs son capaces o están listos a tomar ese paso. Aún aquellos que tienen la motivación pueden encontrarse con escasos servicios disponibles. Los programas de tratamiento de drogas tienen largas listas de espera y es muy común la recaída. La mayoría de los estados en Norteamérica poseen leyes de paraphernalia la cual convierte en crímen la distribución de este equipo conocido como “el mecanismo para introducir drogas ilícitas al cuerpo.”5 Adicionalmente, diez estados y el Distrito de Columbia poseen leyes o regulaciones que exigen una receta médica para obtener agujas/jeringas. Los UDIs no cargan agujas/jeringas por temor al acoso o arresto policial. El temor a ser arrestado por cargar este equipo ha sido asociado al motivo por el cual comparten jeringas/agujas o cualquier otro equipo de inyección.6 En Julio de 1992, el estado de Connecticut aprobó leyes que permiten la compra y posesión de un máximo de diez jeringas sin receta logrando cambios paralelos a las leyes de paraphernalia. Después que estas leyes entraron en vigor la práctica de compartir agujas/jeringas diminuyó sustancialmente en UDIs y se efectuó un cambio de comprar agujas/jeringas en la calle a comprarlas en farmacias.7 Sin embargo, aunque legalmente sea permitido vender agujas/jeringas sin receta médica, los farmacistas, a menudo, resisten vendérselas a UDIs.

¿qué se está haciendo?

En EEUU, más de 80 ciudades de 38 estados y en el resto del mundo, han surgido NEPs para tratar el caso de los riesgos asociados con el uso de drogas inyectadas. Actualmente existen 113 NEPs en los EEUU. En Hawaii, el NEP opera con fondos del Departamento de Salud. Además de intercambiar agujas/jeringas, el programa cuenta con un sistema central de servicios de referencia a programas de tratamiento de drogas y una clínica de tratamiento con Metadona, además de un componente educativo dirigido por miembros del este grupo para aquellos UDIs que no asisten al programa. La tasas de VIH en UDIs han disminuido de un 5% a 1,1% de 1994-96. Desde 1993-96, 74% de los clientes del NEP reportaron no compartir agujas/jeringas.8 El “Harm Reduction Central” en Hollywood, California es un NEP para jóvenes UDIs menores de 24 años que encabeza la lista. Este programa ofrece el intercambio de agujas/jeringas, programas de arte, grupos de apoyo, pruebas de detección del VIH y la administración de los casos, es además el NEP más grande para jóvenes en los EEUU. Más del 70% de los clientes reportaron no compartir agujas/jeringas en los últimos 30 días y aquellos jóvenes que asistieron al NEP regularmente presentaban menos posibilidades de compartir agujas/jeringas.9

¿intercambiar agujas/jeringas reduce la transmisión del VIH? ¿promueve el uso de drogas?

Es posible limitar la transmisión del VIH en UDIs significativamente. Se hizo un estudio a cinco ciudades con poblaciones de UDIs que han mantenido una baja prevalencia del VIH: Glasgow, Escocia; Lund, Suecia; Nuevo Sur de Gales, Australia; Tacoma, EEUU; y Toronto, Canada. Todos estos presentaban los siguientes componentes de prevención: comenzaron actividades de prevención cuando los niveles de infección eran aún bajos, brindaron equipo de inyección y esterilización hasta por medio de los NEPs, llevaron a cabo programas de reclutamiento de UDIs.10 Un estudio a nivel mundial comparó las tasas de infección de UDIs con VIH en 81 ciudades con NEPs y en ciudades que no tenían NEPs. En las 52 ciudades sin NEP, la tasa de infección aumentó un promedio del 5,9% anual. En las 29 ciudades con NEP, la tasa de infección con VIH se redujo en un 5,8% anuales. El estudio concluyó que aparentemente los NEPs tienden a reducir los niveles de infección con VIH en UDIs.11 En San Francisco, CA, los efectos de un NEP fue estudiado por un período mayor de cinco años. El NEP no promovió ni el uso de drogas, ni aumentó el uso de drogas entre los UDIs dentro del programa, ni entre los nuevos reclutados. Por el contrario, desde 12/86 hasta 6/92, decayó la frecuencia con la que los UDIs de esta comunidad se inyectaban del 1,9% por día al 0,7%, y el porcentaje de nuevos iniciados al mundo de las drogas bajó del 3% al 1%.12 Se han estudiado otro centenar de NEPs, estos reportes que datan de 1991 se encuentran recopilados en una serie de ocho reportes auspiciados por fondos federales. Cada uno de estos ocho reportes ha concluido que los NEPs pueden reducir la cantidad de nuevas infecciones y aparentemente no incrementan el uso de drogas en UDIs o en la comunidad en general.13-15 Estos fueron los dos criterios que debían cumplirse ante la ley para levantar la prohibición de los NEPs. Este nivel unánime de interpretación a proyectos de estudio es inusual en el área científica. Cinco de los estudios recomendaron levantar la prohibición federal y dos no hicieron recomendación alguna. El octavo reporte el Departamento de Salud y Servicios Humanos concluyó que los dos criterios se habían cumplido, pero esto no evitó la prohibición.15 El Congreso cambió la ley desde entonces, la cual continúa prohibiendo fondos federales para los NEPs, a pesar de haber cumplido los dos criterios exigidos.

¿son costosos los NEPs?

No. El presupuesto anual mediano de un NEP en 1992 fue de $169,000. Los modelos matemáticos creados en base a estos datos estiman que los programas de intercambio de jeringas/agujas pueden prevenir la infección del VIH a sus clientes, sus parejas sexuales y a sus descendientes a un costo de $9,400 por cada infección que se evite.16 Esto es mucho menor al costo actual por tratar a una persona infectada con el VIH de por vida de $195,188.17 Un programa nacional de NEP hubiera podido salvar 10,000 vidas hasta 1995.13

¿qué se debe hacer?

Una estrategia más amplia para prevenir la infección del VIH en UDIs debe incluir esfuerzos para incrementar la disponibilidad de agujas esterilizadas, y un mayor acceso a programas de tratamiento de drogas y esfuerzos de prevención para el uso de las mismas. A pesar que el gobierno federal Estadounidense ha reconocido que los NEPs reducen los índices de infección con VIH y no incrementan el índice del uso de drogas, continúa negándose a otorgar fondos a los NEPs. Por esta razón resulta vital hacer campañas comunitarias estatales y locales. Sin embargo, el gobierno federal debe jugar un papel más activo y abogar públicamente en pro de los NEPs, aunque no les otorgue fondos. Los estados que poseen leyes que exigen recetas médicas deben rechazarlas; aquellos que poseen leyes de paraphernalia deberán revisarlas a fondo ya que restringen el acceso a jeringas/agujas. Los gobiernos locales, Grupos de Planificación Comunitaria y oficiales del sector salud deben trabajar en conjunto con los grupos comunitarios para crear métodos más eficaces en la prevención del VIH en UDIs y a sus respectivas parejas sexuales, incluyendo NEPs y programas para incrementar el acceso de jeringas/agujas por medio de las farmacias.

¿quién lo dice?

1. Rice DP, Kelman S, Miller LS. Estimates of economic costs of alcohol and drug abuse and mental illness, 1985 and 1988 . Public Health Reports. 1991;106:280-92. 2. Holmberg SD. The estimated prevalence and incidence of HIV in 96 large US metropolitan areas . American Journal of Public Health. 1996;86:642-654. 3. CDC. HIV/AIDS Surveillance Report . 1998;9:12. 4. Alter MJ, Moyer LA. The importance of preventing hepatitis C virus infection among injection drug users in the United States . Journal of Acquired Immune Deficiency Syndromes and Human Retrovirology. 1998; 18(Suppl 1):S6-10. 5. Gostin LO, Lazzarini Z, Jones TS, et al. Prevention of HIV/AIDS and other blood-borne diseases among injection drug users: a national survey on the regulation of syringes and needles . Journal of the American Medical Association. 1997;277:53-62. 6. Bluthenthal RN, Kral AH, Erringer EA, et al. Drug paraphernalia laws and injection-related infectious disease risk among drug injectors. Journal of Drug Issues. (in press). 7. Groseclose SL, Weinstein B, Jones TS, et al. Impact of increased legal access to needles and syringes on practices of injecting-drug users and police officers-Connecticut, 1992-1993 . Journal of Acquired Immune Deficiency Syndromes. 1995;10:82-89. 8. Vogt RL, Breda MC, Des Jarlais DC, et al. Hawaii’s statewide syringe exchange program . American Journal of Public Health. 1998;88:1403-1404. 9. Kipke MD, Edgington R, Weiker RL, et al. HIV prevention for adolescent IDUs at a storefront needle exchange program in Hollywood, CA. Presented at 12th World AIDS Conference, Geneva, Switzer-land. 1998. Abstract #23204. 10. Des Jarlais DC, Hagan H, Friedman SR, et al. Maintaining low HIV seroprevalence in populations of injecting drug users . Journal of the American Medical Association. 1995;274:1226-1231. 11. Hurley SF, Jolley DJ, Kaldor JM. Effectiveness of needle-exchange programmes for prevention of HIV infection . Lancet. 1997;349:1797-1800. 12. Watters JK, Estilo MJ, Clark GL, et al. Syringe and needle exchange as HIV/AIDS prevention for injection drug users . Journal of the American Medical Association. 1994; 271:115-120. 13. Lurie P, Drucker E. An opportunity lost: HIV infections associated with lack of a national needle-exchange programme in the USA . Lancet. 1997;349:604-608. 14. Report from the NIH Consensus Development Conference. February 1997. 15. Goldstein A. Clinton supports needle exchanges but not funding. Washington Post. April 21, 1998:A1. 16. Lurie P, Reingold AL, Bowser B, et al. The Public Health Impact of Needle Exchange Programs in the United States and Abroad . Prepared for the Centers for Disease Control and Prevention. October 1993. 17. Holtgrave DR, Pinkerton SD. Updates of cost of illness and quality of life estimates for use in economic evaluations of HIV prevention programs . Journal of Acquired Immune Deficiency Syndromes and Human Retrovirology. 1997;16:54-62.
Preparado por Peter Lurie, MD, MPH** y Pamela DeCarlo*, Traducción Romy Benard-Rodríguez* *Public Citizen’s, Health Research Group **CAPS Abril 1999. Hoja Informativa 5SR.
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Personas VIH+

¿Cuáles son las necesidades de prevención de la gente VIH+?

revisado 9/05

¿necesitan prevenir las personas VIH+?

Sí. Más de 1 millón de personas en los Estados Unidos tienen el VIH o el SIDA.1 Los avances en el diagnóstico oportuno, el tratamiento y la atención para individuos VIH+ ya permiten que muchos gocen de mejor salud y más años de vida. Algunos han renovado su interés por la actividad sexual o por el consumo de drogas, lo cual aumenta su riesgo de adquirir otras ITS y de trasmitir el VIH a sus parejas no infectadas.2 Por ello, muchas personas VIH+ requieren programas que les ayuden a mantenerse protegidas. La mayoría de las personas VIH+ se preocupan por no infectar a otros y toman medidas para evitarlo.3 Sin embargo, para un porcentaje importante la prevención es una lucha: entre el 20-50% reportan haber tenido contacto sexual sin protección con sus parejas VIH- o con las de condición de VIH desconocida.4 Para muchas personas seropositivas, los mismos desafíos estructurales, interpersonales y conductuales que las pusieron en riesgo de contraer el VIH persisten después de ser HIV+ y dichos desafíos afectan su capacidad de prevenir la transmisión del VIH.4 La prevención para personas VIH+ puede incluir intervenciones educativas y de fomento de habilidades, esfuerzos para realizar pruebas a más personas que ignoran ser VIH+, apoyo y pruebas para las parejas de individuos VIH+ y la incorporación de la prevención en la atención médica de rutina.5

¿en qué difieren los programas?

Los programas de prevención del VIH para personas VIH+ difieren de los programas para personas VIH- en que deben responder a las necesidades clínicas, mentales y de apoyo social al tiempo que aumentan la capacidad del individuo para evitar la transmisión del VIH a sus parejas actuales y futuras. Estigma. El estigma hacia los hombres homosexuales, las mujeres, los consumidores de drogas, los trabajadores sexuales y las personas de minorías etnicas/raciales ha alimentado la epidemia del VIH en los Estados Unidos al crear condiciones sociales favorables para la transmisión del VIH.6 A esto se suma el estigma adicional de vivir con el VIH. Las víctimas del estigma (por haber revelado su orientación homosexual o consumo de drogas) pueden sufrir un trauma que les impide lidiar con la transmisión del VIH.7 Es importante tomar en cuenta estos factores estructurales con el fin de promover la fuerza y la capacidad de resistencia de las comunidades VIH+. Revelación. Una de las mayores preocupaciones de las personas VIH+ es cómo, cuándo y a quién revelar su condición de VIH.8 El mensaje tradicional ha sido que las personas VIH+ siempre deben revelar su condición de VIH a sus parejas. En la realidad, la revelación es un asunto difícil y complejo. Algunas personas VIH+ deciden no revelar su condición y no participar en conductas riesgosas. Muchas veces las personas VIH+ temen que la revelación provoque el rechazo de su pareja o de su familia, limite sus oportunidades sexuales o aumente el riesgo de violencia física y sexual. Una encuesta de personas VIH+ encontró que el 42% de los hombres homosexuales, el 19% de los heterosexuales y el 17% de las mujeres había tenido sexo sin revelar su condición de VIH9. Las personas VIH+ pueden revelar su condición de forma diferente a sus médicos, familiares, amigos, compañeros de trabajo, parejas sexuales y compañeros de inyección de drogas. Responsabilidad. Las personas con VIH viven con el hecho de haber sido infectadas (a veces por una persona de confianza a la que aman) y con la enorme responsabilidad de saber que pueden infectar a otros. Es una responsabilidad compleja, pero los programas de prevención deben ayudar a las personas VIH+ a explorarla y a comprender su significado a nivel personal.10

¿qué pueden hacer las personas VIH+?

Muchas personas VIH+ emplean estrategias que limitan la transmisión del VIH, por ejemplo, tener relaciones sólo con otras personas VIH+11. Al saber que la pareja sexual también es VIH+ se evita el riesgo de transmisión y permite el contacto sexual sin uso de condón constante. Recientemente han surgido inquietudes sobre la súper infección entre parejas VIH+ (la posible transmisión de otra cepa del virus entre las personas VIH+), pero ésta parece suceder rara vez.12 Otra estrategia es la de cambiar las actividades de alto riesgo por otras de menor riesgo. Por ejemplo, las personas VIH+ pueden evitar: ser la pareja insertiva durante el sexo anal y vaginal, el contacto sexual durante la menstruación, la lactancia materna y el uso compartido de jeringas. Algunas actividades menos riesgosas incluyen tener sexo oral y ser la pareja receptiva del pene.11

¿qué puede hacer su organización o clínica?

Las personas VIH+ son un grupo diverso que requiere programas de prevención que se ajusten a sus necesidades específicas y tomen en cuenta a la persona en su totalidad sin limitarse a su conducta sexual o su consumo de drogas. Las relaciones personales, el empleo, la atención de salud, la vivienda, el estigma y la discriminación son temas que deben ser abarcados según la necesidad. Escuchar a las personas VIH+ e involucrarlas en el diseño, la provisión y la evaluación de programas asegurará que éstos sean relevantes y útiles.13 Los programas de prevención con las personas VIH+ pueden exigir cambios y ajustes institucionales en las organizaciones y clínicas que integren por primera vez los servicios de atención y de prevención. Las clínicas pueden capacitar a los profesionales de salud para proporcionar consejería sobre la prevención del VIH, enlazar con servicios sociales y preventivos así como remitir pacientes a otras organizaciones. Los programas de prevención pueden capacitar a su personal sobre tratamiento y cuidado del VIH, formar vínculos con clínicas y organizaciones para VIH+ de servicios, o remitir a sus pacientes a estos servicios. Es crítico que los profesionales médicos mantengan un tono sin juicios con respecto a las situaciones y conductas de los clientes VIH+.14 Es igualmente importante colaborar con las personas VIH+ para crear un plan de reducción de riesgos basado sus necesidades y capacidades.13 Los proveedores deben adoptar una actitud de apoyo y empatía enfocándose en el logro de metas, los puntos fuertes y las capacidades de resistencia del paciente. Los programas de prevención para gente positiva deben brindar los conocimientos, las capacidades y los recursos (como condones, jeringas esterilizadas y una estrategia para disminuir el consumo de alcohol y drogas) necesarios para poner en práctica un plan de reducción de riesgos.

¿qué se está haciendo al respecto?

En los EE.UU. existen varios programas preventivos para VIH+ que han probado eficacia.15 Healthy Relationships, intervención de reducción de riesgos de cinco sesiones grupales para hombres y mujeres. Fomenta el desarrollo de capacidades para la toma de decisiones y resolución de problemas. Los grupos permiten que las personas VIH+ interactúen, examinen los riesgos, desarrollen habilidades para limitar sus riesgos y reciban comentarios de otras personas. En un seguimiento realizado a los seis meses de haber iniciado el programa, los participantes reportaron una reducción importante en el coito sin protección y un mayor uso de condones.16 Choosing Life: Empowerment, Action, Results (CLEAR) ofrece a jóvenes VIH+ 18 sesiones individuales de 90 minutos con un consejero. CLEAR fomenta la motivación y aumenta la autoestima para aprender a preferir las actividades saludables sobre las autodestructivas. CLEAR tiene tres módulos: toma de decisiones sexuales, auto cuidado y consumo de alcohol y drogas. La participación también puede ser vía telefónica. Los jóvenes reportaron tener menos parejas sexuales, usar menos drogas y sentirse menos afligidos.17 A CLEAR se le conoce como Street Smart. Partnership for Health capacitó al personal de clínicas de VIH en ofrecer consejería breve sobre relaciones sexuales más protegidas, la cual fue complementada con materiales escritos y carteles en las clínicas. La consejería sobre las consecuencias negativas del sexo sin protección ayudó a reducir las conductas riesgosas de los pacientes con dos o más parejas.18

¿qué queda por hacer?

Los programas de prevención con personas VIH+ necesitan poner atención a los obstáculos estructurales que se interponen a la protección durante las relaciones sexuales y el consumo de drogas. Dichos obstáculos pueden incluir vivienda inestable, falta de acceso a la atención médica y encarcelamiento repetido. Es necesario examinar más a fondo cómo los traumas sufridos durante la infancia y la adultez, el abuso sexual, revelarse como homosexual, el racismo y la homofobia afectan la capacidad de una persona VIH+ para mantener conductas más seguras. Puesto que la conducta sexual de riesgo entre personas VIH+ frecuentemente es una decisión y un riesgo compartido con la pareja,19 se requiere más énfasis en el trabajo con parejas (homo o heterosexuales) tanto en programas de prevención como en la investigación. Los programas de prevención con personas VIH+ presentan la oportunidad y el reto de establecer relaciones e integrar servicios en áreas con las que tradicionalmente no se ha colaborado. Es clave involucrar a las personas VIH+ en el diseño de los programas. Los programas de tratamiento, de prevención y de servicios sociales deben trabajar conjuntamente para realmente ayudar a los pacientes a afrontar múltiples problemas. Preparado por Kelly Knight MEd and Carol Dawson-Rose RN PhD, CAPS


¿quién lo dice

1. Glynn M, Rhodes P. Estimated HIV prevalence in the United States at the end of 2003. Presented at the National HIV Prevention Conference, Atlanta, GA. 2005. Abst #595. 2. Janssen RS, Valdiserri RO. HIV prevention in the Unites States: increasing emphasis on working with those living with HIV. Journal of AIDS. 2004;37:S119-S121. 3. Marks G, Crepaz N, Senterfitt JW, et al. Meta-analysis of high-risk sexual behavior in persons aware and unaware they are infected with HIV in the United States. Journal of AIDS. 2005;39:446-453. 4. Crepaz N, Marks G. Towards an understanding of sexual risk behavior in people living with HIV: a review of social, psychological and medical findings. AIDS. 2002;16:135-149. 5. Centers for Disease Control and Prevention. Advancing HIV prevention: new strategies for a changing epidemic – United States, 2003. Morbidity and Mortality Weekly Report. 2003;52:329-332. 6. Herek GM, Capitanio JP, Widaman KF. Stigma, social risk, and health policy: public attitudes toward HIV surveillance policies and the social construction of illness. Health Psychology. 2003;22:533-540. 7. Knight KR. With a little help from my friends: community affiliation and perceived social support. In HIV+ Sex. PN Halkitis, CA Gómez, RJ Wolitsky, eds. American Psychological Association; Washington DC. 2005. 8. Parsons JT, Missildine W, Van Ora J, et al. HIV serostatus disclosure to sexual partners among HIV-positive injection drug users. AIDS Patient Care and STDs. 2004;18:457-469. 9. Ciccarone DH, Kanouse DE, Collins RL, et al. Sex without disclosure of positive HIV serostatus in a US probability sample of persons receiving medical care for HIV infection. American Journal of Public Health. 2003;93:949-954. 10. Wolitski RJ, Bailey CJ, O’Leary A, et al. Self-perceived responsibility of HIV-seropositive men who have sex with men for preventing HIV transmission. AIDS and Behavior. 2003;7:363-372. 11. Parsons JT, Schrimshaw EW, Wolitski RJ, et al. Sexual harm reduction practices of HIV-seropositive gay and bisexual men: serosorting, strategic positioning, and withdrawal before ejaculation. AIDS. 2005;19:S13-S25. 12. Grant RM, McConnell JJ, Herring B, et al. No superinfection among seroconcordant couples after well-defined exposure. Presented at the International Conference on AIDS. 2004. Abst #ThPeA6949. 13. National Association of People with AIDS. Principles of HIV prevention with positives. www.napwa.org/pdf/PWPPrinciples.pdf (Accessed 4/20/06) 14. Dawson-Rose C, Shade SB, Lum P, et al. The healthcare experience of HIV positive injection drug users. Journal of Multicultural Nursing and Health. 2005;11:23-30. 15. https://www.cdc.gov/hiv/effective-interventions/index.html (Accessed 4/20/06) 16. Kalichman SC, Rompa D, Cage M, et al. Effectiveness of an intervention to reduce HIV transmission risks in HIV-positive people. American Journal of Preventive Medicine. 2001;21:84-92. 17. Rotheram-Borus MJ, Swendeman D, Comulada WS, et al. Prevention for substance-using HIV-Positive young people: telephone and in-person delivery. Journal of AIDS. 2004;37:S68-S77. 18. Richardson JL, Milam J, McCutchan A, et al. Effect of brief safer-sex counseling by medical providers to HIV-1 seropositive patients: A multi-clinic assessment. AIDS.2004;18:1179-1186. 19. Remien RH, Wagner G, Dolezal C, et al. Factors associated with HIV sexual risk behavior in male couples of mixed HIV status. Journal of Psychology and Human Sexuality. 2001;13:31-48.


Septiembre 2005 . Hoja #37SR