Los Medicamentos Opioides

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¿Cómo afectan los medicamentos opioides a las personas con VIH?

Elaborado por Kathleen Clanon, MD and Pamela DeCarlo | July 2017

¿Son los opioides una preocupación?

Sí. Los medicamentos que se recetan para aliviar el dolor como oxicodona, hidrocodona y metadona ayudan a millones de personas a manejar efectivamente el dolor crónico. Pero para algunas personas, estos opioides también se han convertido en una compleja trama de mal uso y  abuso que ha llevado a incrementos dramáticos en la incidencia de la adicción, sobredosis, infecciones por hepatitis B y C y posiblemente por el VIH. [1]

Las recetas de opioides en los Estados Unidos se duplicaron entre 2001 y 2015 sin que se haya registrado una disminución en la cantidad de dolor reportada. Solamente el uso de oxicodona e hidrocodona se triplicó entre 2000 y 2015. Los profesionales de la salud recetaron 259 millones de recetas de opioides para calmar el dolor en 2012—suficiente para cada uno de los adultos en los Estados Unidos. [2]

El Centro de Control y Prevención de Enfermedades recomienda no recetar opioides como terapia de primera línea o de rutina para el dolor crónico. [3]

¿Por qué preocupa el uso de opioides?

Falta de información sobre los riesgos de los opioides. Los opioides hacen que las personas se sientan bien y alivian el dolor sin producir efectos secundarios muy notorios. Además, los pacientes tienden a creer que los médicos no recetarían algo peligroso. A veces los pacientes no entienden que los opioides pueden crear dependencia física y algunos médicos tampoco entienden los riesgos o no los explican adecuadamente. Las personas a las que se les receta medicamentos opioides deben preguntar a sus proveedores de la salud si realmente son la manera más segura de manejar el dolor.

Sobredosis. De 2000 a 2014, hubo casi medio millón de muertes a causa de sobredosis de drogas, y más del 60 % de las muertes por sobredosis por drogas incluyeron un opioide. Todos los días, 46 personas mueren en los Estados Unidos por una sobredosis de opioides. [2]

Los opioides son altamente adictivos. Hasta un 25% de las personas que toman opioides a largo plazo terminan luchando con la dependencia. [4] Dicha dependencia se desarrolla extremadamente rápido. A los tres días de tomar opioides, ya existe la posibilidad de que su consumo se vuelva crónico y el riesgo aumenta rápidamente con cada día de uso. [5]

¿Cómo afectan los opioides a las personas viviendo con VIH?

Posibles efectos negativos para las personas viviendo con VIH. Para las personas que viven con el VIH (PVV), el uso de opioides a largo plazo puede provocar depresión, contribuir recaídas en el uso de substancias y hasta incrementar el dolor crónico. [6]

Incremento de conductas riesgosas. Igual que el alcohol y otras drogas, los opioides por receta pueden interferir con el juicio y la capacidad de tomar decisiones, y pueden resultar en que una persona haga cosas que en otras circunstancias no haría. Al disminuir las inhibiciones, los opioides pueden fomentar conductas riesgosas (como tener sexo sin protección o compartir jeringas) que incrementan el riesgo de transmitir o contraer el VIH o la hepatitis C o B [7].

Transición a inyectarse y a la heroína. La epidemia del mal uso de opioides por receta ha llevado a muchas personas a inyectarse por primera vez. Casi un 80% de los nuevos consumidores de heroína reporta haber usado opioides por receta primero. [8]

¿Cuáles son los riesgos para las personas viviendo con VIH?

Uso a largo plazo de opioides. Hasta un 85% de PVV sufren dolores crónicos. A muchas se les receta opioides para aliviar el dolor. Los efectos secundarios del consumo de opioides a largo plazo incluyen: una disminución en la libido, menos testosterona, depresión, arritmia y problemas neurológicos. El uso continuo de opioides para calmar el dolor puede en cambio incrementar el dolor crónico en PVV en vez de aliviarlo.

Abuso de opioides. El uso problemático de opioides por receta puede ser común en PVV, especialmente si tienen una historia de abuso de drogas, problemas de salud mental y poca adherencia al tratamiento antirretroviral. Una investigación demostró que un 62% de PVV que consumen opioides por receta los toman de manera problemática. [9]

Recaídas y sobredosis. Para PVV con una historia de abuso de alcohol y de drogas, los opioides pueden ocasionar recaídas en el uso de sustancias. Las sobredosis accidentales son comunes, sobre todo cuando los opioides se mezclan con alcohol o benzodiazepinas (como Valium o Xanax), antidepresivos o medicamentos anticonvulsivos. [3]

Atención para el VIH. Los factores específicos del cuidado médico del VIH pueden determinar si los profesionales de la salud observan o no las normas federales para recetar opioides. Por ejemplo, el personal médico puede valorar la retención de pacientes con VIH o un sentido de alianza con sus pacientes como más importante que lineamientos federales conservadores acerca de recetar opioides. Capacitaciones especializadas sobre el recetar opioides podrían ser necesarias para los profesionales de la salud que atienden a las personas con VIH.

¿Cuáles son los riesgos para personas que están en riesgo de adquirir el VIH?

Falta de conocimiento y de programas relacionados con el uso más seguro de drogas inyectables. La epidemia de opioides ha ocasionado un aumento en el consumo de drogas inyectables. Los nuevos consumidores de estas drogas suelen ser personas de raza blanca que viven en zonas rurales o suburbanas, tienen poco conocimiento sobre prácticas de inyección más seguras y sobre los riesgos de contraer hepatitis o VIH y tienen poco (o nulo) acceso a programas educativos y a servicios para consumidores de drogas inyectables como la distribución de jeringas esterilizadas. [11] Estos factores fomentan las condiciones para la propagación rápida del VIH en comunidades específicas.

Hepatitis C. Actualmente, la transmisión de hepatitis C es un riesgo significativo para personas que se inyectan, sobre todo entre los jóvenes y los habitantes de pueblos pequeños y zonas rurales en los Estados Unidos que se inyectan opioides. En 2013, hubo 30,000 nuevos casos de hepatitis C y un incremento de infecciones de hepatitis C en 28 Estados, lo que equivale a un incremento de más de un 150% desde 2010 [11].

Transmisión potencial rápida del VIH. En 2015, el primer brote de VIH vinculado a la inyección de opioides por receta ocurrió en una zona rural del Estado de Indiana. El VIH se propagó rápidamente dentro de esta pequeña comunidad, con 135 pesonas seropositivas, el 80% de las cuales reportaron haber disuelto e inyectado pastillas de oximorfona.

¿Qué debe hacerse?

Ante el dramático aumento de recetas, uso, adicción y sobredosis de opioides en los años recientes, varias agencias federales, estatales y locales han desarrollado normas, reglamentos y programas para promover la seguridad. En 2016, el Centro de Control y Prevención de Enfermedades elaboró una serie de normas con la finalidad de mejorar la comunicación entre profesionales de la salud y pacientes sobre los riesgos y los beneficios de los opioides para el dolor crónico y para mejorar la seguridad y eficacia del tratamiento para el dolor, así como para reducir los riesgos asociados a terapias a largo plazo con opioides, incluyendo la adicción, sobredosis y mortalidad.

Profesionales de la salud

Cuidado o manejo del dolor sin opioides. Los profesionales que atienden a PVV deben tomar en cuenta la edad, género, condición socio-económica, salud mental y consumo de drogas de la persona, ya que el manejar el dolor sin tener en cuenta esas variables puede tener un éxito limitado. El Centro de Control y Prevención de Enfermedades recomienda no recetar opioides como terapia de primera línea para el dolor crónico, por lo que los profesionales deben considerar otros medios para manejar el dolor. La terapia cognitiva conductual, fisioterapia, hipnosis o marihuana para uso medicinal también pueden aliviar el dolor en las personas con VIH. [13]

Prevención de sobredosis. Si profesionales y pacientes deciden usar opioides, los proveedores deberían discutir y proveer a los pacientes material escrito sobre los riesgos de la dependencia y la sobredosis, así como considerar prescribir también naloxona para revertir los efectos potencialmente fatales de una sobredosis.

Personas que viven con el VIH

PVV a las que se les receta opioides deben discutir cualquier inquietud con su médico y preguntar sobre métodos para manejo del dolor que no incorporan opioides. En caso de recetárseles opioides, deberán usarlos por la menor cantidad de tiempo posible y ser conscientes de que se puede crear dependencia casi inmediatamente, dentro de tres días de su consumo. [5] PVV que han venido tomando opioides durante mucho tiempo deberían hablar con su médico sobre cómo pueden irlos dejando o reducir su consumo.

Políticas sanitarias

Sabemos cómo prevenir el VIH y contamos con múltiples intervenciones eficaces para prevenirlo. El brote del VIH en personas que se inyectan drogas en zonas rurales de Indiana demuestra lo que puede pasar cuando el gobierno estatal y las comunidades no invierten en la prevención. Tenemos que comprometernos a promover la educación y los servicios de reducción de riesgos como programas de acceso a jeringas, prevención de sobredosis, incluyendo acceso a naloxona y programas de rehabilitación. [14]

Aunque el conocimiento científico acumulado durante años demuestra la necesidad, la eficacia y los beneficios económicos de programas para personas que se inyectan drogas, aún existen barreras políticas y legislativas para su implementación. Tenemos que apoyar, proteger y ampliar la legislación actual y los programas que promueven la salud y el bienestar de las personas que consumen y usan mal los opioides por receta, incluidas las personas que se inyectan drogas y sus parejas.


¿Quién lo dice?

  1. RTI International. Opioids In America: A complex crisis. A comprehensive response. www.rti.org/sites/default/files/brochures/rti_opioids_in_america.pdf
  2. CDC. Opioid painkiller prescribing: Where you live makes a difference. CDC Vital Signs. July 2014. www.cdc.gov/vitalsigns/opioid-prescribing
  3. Dowell D, Haegerich TM, Chou R. CDC Guideline for Prescribing Opioids for Chronic Pain — United States, 2016. MMWR. 2016;65:1-49.
  4. CDC. Injury prevention and control: Opioid overdose. Drug overdose deaths in the United States continue to increase in 2015. www.cdc.gov/drugoverdose/epidemic/
  5. Shah A, Hayes CJ, Martin BC. Characteristics of initial prescription episodes and likelihood of long-term opioid use — United States, 2006–2015. MMWR. 2017;66:265–269. http://dx.doi.org/10.15585/mmwr.mm6610a1
  6. Liu B, Liu X, Tang SJ. Interactions of opioids and HIV infection in the pathogenesis of chronic pain. Front Microbiol. 2016;7:103.
  7. Zule WA, Oramasionwu C, Evon D, et al. Event-level analyses of sex-risk and injection-risk behaviors among nonmedical prescription opioid users. Am J Drug Alcohol Abuse. 2016;42:689-697.
  8. Cicero TJ, Ellis MS, Surratt HL, Kurtz SP. The changing face of heroin use in the United States: a retrospective analysis of the past 50 years. JAMA Psychiatry. 2014;71(7):821-826.
  9. Turner AN, Maierhofer C, Funderburg NT, et al. High levels of self-reported prescription opioid use by HIV-positive individuals. AIDS Care. 2016;28:1559-1565.
  10. Starrels JL, Peyser D, Haughton L, et al. When human immunodeficiency virus (HIV) treatment goals conflict with guideline-based opioid prescribing: A qualitative study of HIV treatment providers. Subst Abus. 2016;37:148-153.
  11. National Institute on Drug Abuse. Prescription opioids and heroin. NIDA Research Report Series. 2015. www.drugabuse.gov/publications/research-reports/prescription-opioids-heroin
  12. Conrad C,  Bradley HM,  Broz D, et al. Community outbreak of HIV infection linked to injection drug use of oxymorphone — Indiana, 2015. MMWR. 2015;64:443-444. www.cdc.gov/mmWr/preview/mmwrhtml/mm6416a4.htm
  13. Merlin JS. Chronic pain in patients with HIV infection: What clinicians need to know. Topics in Antiviral Medicine. 2015;23:120-124.
  14. Raymond D. Injecting opana: Indiana’s HIV outbreak and America’s opioid epidemic. Harm Reduction Coalition. March 2015. https://harmreduction.org/ 

Gracias a Rachel Anderson, Emily Behar, Neisha Becton, Holvis Delgadillo, Linda Gowing, Barbara Green-Ajufo, Renata Henry, Daryl Mangosing y Savannah O’Neill por revisar esta hoja informativa. Kathleen Clanon está afiliada con Alameda County Health Care Services Agency. Agradecemos la reproducción y la difusión de esta hoja, siempre que sea de manera gratuita y que se cite a la University of California San Francisco. ©2017, University of CA. Preguntas y comentarios pueden enviarse a [email protected].

Esta publicación es un producto del Centro de Investigación sobre la Prevención con el apoyo de los Centros de Control y Prevención de Enfermedades (Cooperative Agreement Number 5U48DP004998).

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