Educación sexual
Los programas educativos sobre la sexualidad y el VIH tienen varias metas: disminuir los embarazos no planeados, reducir las enfermedades de transmisión sexual (ETS) incluyendo la del VIH y mejorar la salud sexual de los jóvenes. En 2005 en los EE.UU., el 63% de todos los alumnos del último año de preparatoria (high school) habían tenido relaciones sexuales, pero sólo el 21 % de las alumnas usaron pastillas anticonceptivas antes del último coito y sólo el 70 % de los varones usaron condón en el último coito. En el 2000, el 8.4 % de las chicas entre 15 y 19 años se embarazaron, produciendo una de las tasas más altas de embarazo adolescente en el mundo occidental industrializado. Casi la mitad de los nuevos casos de ETS en EE.UU. del año 2000 (9.1 millones) se presentaron en jóvenes entre los 15 y los 24 años de edad. Algunos de los numerosos factores que influyen en la conducta sexual y el uso de protección entre los adolescentes tienen poco que ver con las relaciones sexuales, por ejemplo: la crianza en una comunidad desfavorecida, la falta de apego a los padres o el fracaso escolar. Otros factores de naturaleza sexual como las creencias, los valores, las percepciones de normas de los pares, las actitudes y habilidades relacionadas con la conducta sexual y con el uso del condón o de anticonceptivos, son factores en los que los programas de enseñanza potencialmente pueden incidir para generar cambios de conducta. Estos programas no pueden por sí solos eliminar las conductas sexuales riesgosas, pero sí pueden ser una pieza eficaz dentro de una iniciativa integral.